FUNDACIÓN AYLWIN: ¿QUIÉN ERA PATRICIO AYLWIN A.?

En el octavo aniversario de su fallecimiento, nos preguntamos quién era Patricio Aylwin (26 de noviembre de 1918 – 19 de abril de 2016)

Presentamos a continuación un recorrido documentado de la vida del expresidente a través del cual se busca dar cuenta no solo de su actuar, sino también del pensamiento que lo inspiró.

San Bernardo, la ciudad que lo vio crecer

En 1928 la familia Aylwin Azócar llegó a vivir a San Bernardo, instalándose en una casa quinta ubicada en la tradicional avenida Portales. Un año después, el joven Patricio ingresó como alumno regular al Liceo de Hombres de San Bernardo. Junto con ser un buen estudiante, destacó por su interés en participar en actividades de carácter académico y social.

Ver minisitio “Los lazos que unen a Aylwin con San Bernardo”

El estudiante de derecho

Tras rendir su bachillerato, en marzo de 1936 Aylwin ingresó a estudiar a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, de donde egresó el 10 de enero de 1941.

Durante sus años como estudiante en la Casa de Bello participó en distintas instancias universitarias, poniendo de manifiesto su inquietud por los problemas que afectaban a la universidad y la falta de vocación de los estudiantes.

En estos años nació el joven comprometido con la sociedad y con una especial vocación por la justicia social. Diversos artículos que escribió en ese entonces muestran su preocupación por la situación que se vivía en el mundo.

El mundo requiere de un sacrificio de la libertad económica individual ante los intereses superiores de la colectividad, pues la experiencia nos ha demostrado que el libre juego de los intereses particulares no produce, como lo pensaron los economistas clásicos, el bienestar general. Bajo el régimen imperante, no es la democracia, sino el liberalismo, el que ya ha cumplido su misión… (Patricio Aylwin, La defensa de la democracia, noviembre de 1936).

“La misión de los partidos democráticos consiste precisamente en tratar de cambiar las estructuras, pero sin que medie una guerra civil. Hay muchos intereses creados de por medio, y demasiada intolerancia, egoísmo y ceguera en algunos individuos para que no sea preciso vencer antes una poderosa resistencia…” (Patricio Aylwin, La defensa de la democracia II, noviembre de 1936).

“Sólo se puede conseguir el verdadero bienestar de un grupo cuando hay un perfecto equilibrio entre las necesidades de la colectividad y las aspiraciones de los individuos, entre los derechos y deberes del grupo y los derechos y deberes de cada uno de sus miembros.” (Patricio Aylwin, Hacia un ideal II, abril de 1937).

Primeros años en la Falange, su casa política por setenta años

Durante los años en la universidad, motivado por los ideales de construir un mundo más justo y humano, Aylwin se sintió atraído por las concepciones socialistas, aun cuando muchos de sus amigos eran falangistas. Sin embargo, a comienzos de la década del cuarenta, sus reflexiones se vieron fuertemente influidas por el pensamiento humanista cristiano, y muy especialmente por la obra de Jacques Maritain y por las encíclicas sociales de la Iglesia.

Tras un largo proceso de discernimiento, en junio de 1946 Aylwin ingresó a la Falange Nacional, asumiendo prontamente diferentes cargos directivos; entre 1947 y marzo de 1949 fue dos veces presidente provincial por el 4to distrito de Santiago, delegado provincial por Tarapacá, consejero nacional, vicepresidente del partido, candidato a regidor y luego candidato a diputado por San Bernardo.

En octubre de 1951 Aylwin asumió como presidente de la Falange Nacional, ocasión en la que pronunció un discurso donde expuso sus convicciones:

“Una idea esencial ha de presidir ahora, más que nunca, nuestros pensamientos y conductas: somos servidores de una causa a la cual nos hemos entregado por mandato de nuestras conciencias. Estamos tratando de cumplir nuestro deber de hombres cristianos. Estamos luchando por la redención del proletariado. Estamos en el esfuerzo de construir un mundo justo y humano, en el que los trabajadores tengan la dignidad moral y material que les corresponden…” (Discurso de Patricio Aylwin pronunciado al asumir como Presidente Nacional de la Falange Nacional, octubre de 1951).

En la segunda junta nacional del Partido Demócrata Cristiano, realizada el 11 de octubre de 1958, Aylwin fue elegido presidente de la colectividad. El 27 de mayo del año siguiente, en el acto de inauguración de la primera convención del PDC, pronunció el discurso “Por la liberación del hombre”.

“Creo que explica todo lo que los democratacristianos intentamos ser. Decía que no estábamos para la transacción política; que nuestra tarea era la liberación de hombre y esto exigía cambiar las estructuras básicas; que queríamos una solución sin odio y que seríamos fieles a la democracia y al pueblo de Chile; que nuestra vocación era cristiana y popular. Esto, hasta ahora, interpreta mi pensamiento más profundo.” (Ascanio Cavallo y Margarita Serrano: El poder de la paradoja. 14 lecciones políticas de la vida de Patricio Aylwin).

Aylwin y el Gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964 – 1970)

La Democracia Cristiana alcanzó un gran triunfo tanto en las elecciones presidenciales de septiembre de 1964 como en las parlamentarias de marzo de 1965. Aylwin fue electo Senador por la 6ta Agrupación Provincial de Curicó, Talca, Linares y Maule, y asumió un papel protagónico, respaldando el cumplimiento del programa “Revolución en Libertad” y otorgándole un indiscutible apoyo al Gobierno del presidente Frei Montalva.

Entre julio de 1965 y julio de 1967 Aylwin presidió el Partido Demócrata Cristiano. En medio de una creciente polarización ideológica, fue protagonista del debate doctrinario que comenzó a vivirse en el partido, enfrentándose con sectores que defendían la denominada “vía no capitalista de desarrollo” como el camino para llegar a lo que llamaban el “socialismo comunitario”.

En respuesta, Aylwin defendió la tesis de lo que denominó un “Camino Propio” para el PDC, que asegurase el cumplimiento del programa de gobierno, postulando un camino que conciliara los anhelos de cambio y mejoramiento con sentido de la realidad y con vocación de hombres libres, dando espacio para los acuerdos con sectores políticos afines a este objetivo.

Aylwin y el Gobierno de la Unidad Popular (1970 – 1973)

Aylwin fue un actor relevante durante el Gobierno de la Unidad Popular. Como senador, presidente del Senado y presidente del Partido Demócrata Cristiano, debió enfrentar la difícil tarea de impedir la radicalización ciudadana, hacer respetar la institucionalidad política y asegurar el cumplimiento de las garantías democráticas. Fiel a sus convicciones, buscó por todas las vías un entendimiento que permitiera restablecer la convivencia entre los chilenos y encontrar una salida democrática a la crisis integral que afectaba al país.

Ver minisitio “La experiencia política de la Unidad Popular

Aylwin y los primeros años de la dictadura (1973 – 1978)

La debilitada democracia fue finalmente derrotada el 11 de septiembre de 1973. Los partidos políticos, sus dirigentes, la ciudadanía en general habían fracasado.

Como presidente del principal partido político en esta trágica coyuntura histórica, Aylwin tuvo que asumir responsabilidades más allá de los límites partidarios. Con una izquierda derrotada, perseguida y acorralada; una derecha convencida que la legalidad democrática no protegía la libertad personal ni sus intereses económicos, que promovió y respaldó el golpe de Estado, dándole a las nuevas autoridades el sustento ideológico-institucional para consolidar un régimen de carácter autoritario y un gobierno militar que no entendía y no compartía la posición de la Democracia Cristiana y más aún, desconfiaba de ella por ser, en ese momento, el único partido que podía generar una alternativa al proyecto autoritario.

En medio de la represión ideológica y física, el gran desafío del PDC era recuperar la democracia. A fines de 1975 se difundió un saludo de navidad y año nuevo, en que Aylwin planteaba las bases para ello.

Carta de Patricio Aylwin, Presidente Nacional del Partido Demócrata Cristiano, enviando un saludo de Navidad y Año Nuevo, 31 de diciembre de 1975

Aylwin y el “Grupo de los 24”

Tras la realización de la Consulta Nacional en enero de 1978, el Gobierno militar acentuó sus propósitos de avanzar en la consolidación del régimen, situación que planteó a Patricio Aylwin la necesidad de generar una alternativa de institucionalidad democrática para Chile.

Con este fin se abocó a reunir un grupo de personas de definidas convicciones democráticas, que cubrieran el más amplio espectro político y cuyo prestigio asegurase el respeto de la opinión pública. 

El 31 de julio de 1978 un grupo de 24 personas, a las que fueron sumándose muchas otras, emprendió el examen y debate de las ideas básicas “que contribuyan a producir un acuerdo democrático que ha de ser el fundamento de la futura institucionalidad”.

El Grupo de Estudios Constitucionales, o “Grupo de los 24” como fue conocido, no limitó su trabajo al análisis y estudio jurídico-político, también emprendió tareas de capacitación y formación orientadas a sectores de estudiantes universitarios, en las que se impartían materias relacionadas con el tema constitucional, organización del Estado, regímenes políticos y derechos humanos, respecto a las cuales se hicieron valiosos aportes para que estos se articularan estrechamente en el propósito de recuperación democrática.

Para Aylwin, el “Grupo de los 24” tuvo un profundo significado humano y político. “En su seno aprendimos a conocernos y respetarnos en nuestra diversidad (…) la reflexión en común en torno a valores compartidos- el derecho a la democracia, el humanismo- no solo nos permitió aclara ideas y formular proposiciones, sino comprendernos y estimarnos”. (Patricio Aylwin, El reencuentro de los demócratas)

Ver minisitio “Grupo de Estudios Constitucionales

Aylwin y el triunfo del NO

En mayo de 1987 Patricio Aylwin asumió como presidente del Partido Demócrata Cristiano. A partir de este momento, lideró la estrategia de la movilización electoral por sobre la de la movilización social, que hasta ese entonces había sido el camino que la oposición seguía para intentar derrocar a la dictadura.

La movilización electoral se tradujo en la demanda de elecciones libres e informadas, incluyendo registros electorales transparentes y partidos políticos inscritos. En respuesta, el Régimen Militar buscó todo tipo de subterfugios para impedirlo, y asegurar de este modo su triunfo en el plebiscito que, conforme lo establecía la Constitución, debía realizarse en 1988.

En este cuadro lleno de restricciones, en febrero de 1988 se constituyó la “Concertación de Partidos por el NO”, asumiendo Aylwin su vocería. Respetando las identidades de sus integrantes, como sus respectivas políticas de alianza, la Concertación organizó la campaña, difundió sus propuestas y el “significado del NO” a fin de obtener un amplio compromiso de participación de los más diversos sectores, objetivo logrado el 5 de octubre de ese año, cuando derrotó a la dictadura “en su propia cancha” con un 54,71% de las preferencias.

Discurso de Patricio Aylwin “Vamos a ganar”, 1 de octubre de 1988

Aylwin y las reformas constitucionales de 1989 (octubre 1988 – julio 1989)

Tras el triunfo en el plebiscito del 5 de octubre de 1988, la oposición, reunida en la Concertación de Partidos Políticos, propuso a las Fuerzas Armadas, a la Junta de Gobierno y a diferentes fuerzas políticas, establecer un diálogo para lograr consensos y asumir el deber patriótico de avanzar en forma pacífica hacia la democracia. Considerando que para ello era ineludible introducir reformas a la Constitución de 1980, promovió una serie de reuniones y encuentros con especialistas de distintos sectores e ideologías.

Las negociaciones fueron lideradas por Aylwin, en representación de la Concertación de Partidos por la Democracia, y por el ministro Cáceres, quien seguía las instrucciones del General Pinochet.

El 15 de junio, mediante decreto 939 del Ministerio del Interior, se convocó a un plebiscito para aprobar o rechazar las reformas el día 30 de julio. En este participaron 7.082.084 ciudadanos y la reforma constitucional fue aprobada por el 85.7% de los votantes.

Ver minisitio “La historia tras el Plebiscito del 30 de julio de 1989 para reforma la Constitución de 1980

Aylwin y la campaña presidencial de 1989

Luego del triunfo del NO los partidos de oposición -excepto el Partido Comunista- se organizaron como Concertación de Partidos por la Democracia para enfrentar las elecciones presidenciales y parlamentarias que debían realizar en diciembre 1989.

A comienzos de julio, los diecisiete partidos políticos de la Concertación se reunieron en un acto donde, junto con proclamar a Aylwin como el único candidato presidencial del conglomerado, aprobaron en general las Bases Programáticas del futuro Gobierno y afinaron los acuerdos para enfrentar unidos la elección parlamentaria.

La campaña electoral de la Concertación se inició el 16 de julio con un multitudinario acto unitario en el Teatro Caupolicán. A partir de ese momento, comenzaron cinco meses intensos, donde la convicción, organización y entusiasmo de los equipos y, desde luego, del propio candidato, aportaron la fuerza y el estímulo para recorrer Chile y hacer una extensa gira por Europa, además de grabar la franja electoral y coordinar el debate presidencial que se realizó en octubre.

La campaña finalizó el 10 de diciembre con otro acto multitudinario, esta vez en el Parque O´Higgins. Ahí Aylwin reiteró que el desafío, su desafío, “era conciliar democracia política con progreso económico y con justicia social” e invitó a “colaborar en la gran tarea de construir con todos una patria libre, justa, buena para todos los chilenos”.

El 14 de diciembre, poco antes de la medianoche, el ministro del Interior Carlos Cáceres dio a conocer la declaración oficial del Gobierno, en la que informaba el triunfo de Patricio Aylwin Azócar como presidente de la República, con más del 55% de los votos.

Ver minisitio “La campaña en que ganó la gente

Patricio Aylwin Presidente de Chile (1990 – 1994)

La imagen de Augusto Pinochet alejándose por el pasillo del Congreso Nacional después de haber entregado el mando al presidente Aylwin, elegido democráticamente por la mayoría absoluta de los chilenos, marcó un hito en la historia nacional. Tras diecisiete años de dictadura militar, el 11 de marzo de 1990 Chile iniciaba la transición a la democracia, y lo hacía por los caminos de la paz.

El Presidente Aylwin asumió su gobierno con el compromiso de unir al país tras largos años de división; restablecer las instituciones democráticas y la plena vigencia de los derechos humanos; impulsar el crecimiento económico y la equidad social e integrar a Chile en el mundo, cinco grandes tareas que compartían un único objetivo: “Construir ese Chile justo, libre y bueno que queremos”.

Ver minisitio “Transmisión de mando presidencial

Ver minisitio “Hitos del Gobierno de Aylwin”

El expresidente Aylwin

Tras entregar la banda presidencial al nuevo presidente de la República electo, Eduardo Frei Ruiz Tagle, Patricio Aylwin se transformó en un referente ético de los temas relacionados con la justicia social y la democracia.

En 1994 fue encomendado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para presidir la Comisión Latinoamericana y el Caribe sobre Desarrollo Social, cumpliendo un rol protagónico en la organización de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social, celebrada en Copenhague, Dinamarca, en 1995, que instaló en un lugar destacado de las agendas de los países en vías de desarrollo los desafíos de superación de la pobreza y desarrollo social.

De particular relevancia fue el trabajo de Aylwin como presidente de la Comisión Nacional de Verdad Histórica y Nuevo Trato, convocada por el presidente Ricardo Lagos en enero de 2001, “destinada a asesorar al presidente de la República, en el conocimiento de la visión de nuestros pueblos indígenas sobre los hechos históricos de nuestro país y a efectuar recomendaciones para una nueva política de Estado, que permita avanzar hacia el nuevo trato de la sociedad chilena y su reencuentro con los pueblos originarios”. (Decreto supremo N°19, 18 de febrero de 2001)

Integrada por 25 personas, más de la mitad de las cuales representaban a los diferentes pueblos indígenas de Chile, además de representantes de la Iglesia Católica y Evangélica, de los gremios empresariales, académicos y de diversos estamentos de la sociedad chilena, la Comisión, presidida por Patricio Aylwin, trabajó dos años y nueve meses. El 28 de octubre de 2003 dio a conocer su Informe final, un extenso documento que analiza en profundidad la historia de la relación que ha existido entre los pueblos indígenas y el Estado de Chile, y sugiere propuestas y recomendaciones para una nueva política estatal que permita avanzar hacia un nuevo trato entre el Estado, los pueblos indígenas y la sociedad chilena en su conjunto.

Ver minisitio “El Informe de Verdad Histórica y Nuevo Trato”

Funerales de Estado (20, 21 y 22 de abril de 2016)

Rodeado de su familia, en su casa de calle Arturo Medina, a las 10:30 horas del 19 de abril de 2016 falleció el expresidente Patricio Aylwin. Tenía 97 años, gran parte de los cuales los había dedicado a servir a su patria.

El gobierno decretó duelo nacional los días 20, 21 y 22 de abril, durante los cuales se realizaron diversos homenajes que culminaron el día 22 con una misa solemne y un último homenaje en la plazoleta del Cementerio General, donde hablaron Enrique Krauss, exministro del Interior del presidente Aylwin, Renán Fuentealba y Carolina Goic, en representación del PDC, y la presidenta Michelle Bachelet, quien finalizó su discurso con las siguientes palabras:

“Don Patricio: Chile no olvidará nunca su esfuerzo por dejar sentados los cimientos del reencuentro nacional, ni su voluntad para convertir nuestra memoria en legado moral para el ‘nunca más’. Esa entrega y esa valentía que ayer crearon la unidad contra la dictadura, hoy reclaman integridad ética y espíritu de servicio para poner a los ciudadanos, sus anhelos y temores, como el único norte de nuestro quehacer. Aquí estamos presidente Aylwin, para tomar, renovar y proyectar la unidad de los demócratas. Presidente Aylwin, hombre justo, hombre bueno, descanse en paz.”

Ver minisitio “Funerales de Estado

 

FUENTE: FUNDACIÓN AYLWIN

 

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