ALEX FLORES BAUER, CAMARADA SOBREVIVIENTE DEL COVID: “LO DIGO COMO HUMANISTA, COMO CRISTIANO: NADIE DEBERÍA ESTAR ATRAVESANDO ESTO SOLO”

Estamos conociendo país las peores cifras de contagiados y fallecidos con coronavirus en Chile. Son días tristes, con momentos de mucho temor, tristeza e incertidumbre para millones de chilenos. Algunos medios de comunicación han hecho el ejercicio de ponerle nombre y rostro a estas cifras frías. Cada enfermo, cada familia afectada, ha vivido historias únicas de angustia, de tensión, pero también de esperanza.

Hemos querido hacer lo mismo: ponerle nombre y rostro a un paciente de Covid-19, miembro de la Democracia Cristiana quien ahora, después de 15 días intubado y en situación crítica, y después de 3 meses de rehabilitación y tratamientos, puede y quiere dar un testimonio. Alex Flores Bauer (67), conocido militante de la región de La Araucanía, siente que compartir su vivencia “puede ayudar a la colectividad a dimensionar aun más cercanamente la enormidad de los problemas de miles de personas que no sólo se han contagiado, sino que han enfermado gravemente”

Con la voz todavía un poco rota por las secuelas de la intubación, Flores cuenta quién es: “Soy un comunicador social viejo, un hombre de radio”. Alex Flores Bauer fue por años corresponsal de Radio Cooperativa y del Diario La Nación. Hoy mantiene el medio digital El Pregonero. Es un militante histórico, con un vínculo muy fuerte con las iglesias protestantes y largos años de trabajo comunal durante la dictadura. 

Flores, funcionario público, es una de las víctimas del contagio en cadena del brote de coronavirus que se produjo en marzo en la Seremi de Salud de La Araucanía, brote que significó la enfermedad de varios funcionarios de esa repartición, de la propia Secretaria Regional Ministerial de Salud y de funcionarios de prensa del sector Salud en la zona.

“Se enfermó un colega nuestro de la oficina de comunicaciones de la Seremi. En pocos días me sentí mal, dejé de oxigenar y perdí la noción del tiempo. No supe más. Me conectaron a respirador artificial. Me despedí mentalmente de mi familia hasta la próxima vida, porque soy un hombre creyente. Ni siquiera pude abrazar a mi mujer o a mis hijos cuando me metieron a la ambulancia. Estaba listo para irme, solo”. 

15 días después, Alex Flores recuperó la conciencia. Había salido del respirador artificial y su cuerpo pudo seguir oxigenando por sí mismo. “Y aquí estoy, empezando a vivir una segunda vida, porque esto es volver a vivir. Y he tenido que aprender muchas cosas de nuevo. Perdí 25 kilos”. Su primer agradecimiento es al personal de salud del sistema público que está respondiendo y “poniendo el pecho” en esta pandemia. 

La recuperación ha sido un camino tan fuerte como los días en coma inducido. Semanas de kinesiólogo para volver a caminar; sesiones con terapeuta ocupacional para recuperar el movimiento y la autovalencia; clases con fonoaudiólogo para poder volver a hablar, porque los tratamientos respiratorios invasivos dañan la garganta y las cuerdas vocales. 

“Lo de recuperado, solo viendo mi caso, creo que para muchos puede ser solo un decir. Recuperado porque uno se salvó del Covid, porque uno no se murió. Pero recuperado no es lo mismo que sano y en condiciones de volver a trabajar. Yo llevo 3 meses y no puedo. Pero tengo la suerte de estar cubierto por una licencia. ¿Y los que no? ¿Qué pasa con ellos?”, se pregunta Alex Flores.

“Por suerte, esto va a calificar como enfermedad laboral”, explica Flores, una triste “suerte” que muchos chilenos contagiados no tienen. “Por eso mismo, pongo esta segunda vida al servicio de quienes lo necesiten, de mi partido, porque ser DC es dar un testimonio de vida, estar de lado de los pobres”.

Dos son las cosas que Alex Flores siente que tiene que decir en su condición de “recuperado”. La primera es el tema de la crisis económica. Para las familias de las personas enfermas, para todo el círculo familiar de un contagiado que tiene que guardar cuarentena estricta y sin una red de apoyo estatal respecto de presupuesto familiar, ingresos, gastos médicos. “Porque en todo Temuco lo estamos pasando muy mal, en general: lo que no pensamos volver a ver, las ollas comunes, están de vuelta. Mi testimonio después de esta enfermedad es decir alto y fuerte que hay hambre y necesidad con esta pandemia aquí en la región”, dice Bauer. 

Siente que ojala existiera mayor presencia de la DC respecto de esta dimensión social y económica: “En la Democracia Cristiana organizamos entrega de cajas de alimentos en los periodos más duros de la UP. Estuvimos en la organización de redes de ollas comunes en los años 80. Hoy no estamos. Ni con las familias de camaradas de la tercera edad contagiados, fallecidos; ni tampoco en general. Nuestros valores DC nos invitan, nos obligan, a ser quienes lideremos iniciativas comunitarias muy concretas aquí en la zona y en el resto de Chile. Es un llamado a las directivas regionales de todo el país. El coronavirus también golpea así, es un desafío en lo social”.

Su segunda gran preocupación es el contacto. “Lo digo como humanista, como cristiano: “¿Cuántos de los enfermos, de las personas encerradas, solas, son viejos DC? Nuestro partido tiene muchos adultos mayores, que son los primeros en participar y acudir cuando se los llama. Hoy alguien debería estarlos llamando, repasando los padrones, para saber cómo están, si necesitan algo. Nadie debería estar atravesando esto solo”.

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