🔴LAS LECCIONES DEL 11 DE SEPTIEMBRE DEL 73, POR CARMEN FREI RUIZ – TAGLE

Quiero empezar agradeciendo a Isabel Allende y a la Fundación que lleva el nombre de su padre por invitarme a participar de esta conmemoración del 45 aniversario del golpe de estado. El 11 de septiembre de 1973 es una fecha histórica que todos los que la vivimos la recordamos con dolor. En un día como hoy, el Presidente Salvador Allende, elegido democráticamente, moría en el palacio de la Moneda; la sede del gobierno de la República en llamas sucumbía al bombardeo de la fuerza área y  el país caía en manos de una dictadura cívico militar inédita en la historia de Chile.

La dictadura  clausuró el Congreso, reprimió, detuvo y exilió a miles de chilenas y chilenos; conculcó las libertades fundamentales; atropelló los derechos humanos; cometió crímenes atroces; intervino todas las instituciones y ejerció el poder sin otras limitantes que las ambiciones de quienes participaron de un gobierno que duró 17 años.

Las consecuencias del 11 de septiembre el país las vive hasta hoy. Todavía no sabemos donde están nuestros detenidos desaparecidos, y aún no se aclaran todos los crímenes cometidos. Los pactos de silencio siguen en pie y en miles de hogares todavía se espera verdad y justicia para algún familiar.

Son muchas las razones que explican por qué el 11 seguirá siendo una fecha que no deja indiferente a nadie e interpela a todos los sectores del país. La crisis que puso fin a la democracia hace 45 años, requiere que todos seamos capaces de analizar las causas que la produjeron, poniendo la mirada en las lecciones que tenemos que sacar de ella para construir un futuro mejor.

Yo apelo a la memoria de nuestros liderazgos históricos; al legado y al ejemplo de  Allende y de Frei, para que seamos capaces de volver a conectar con la historia viviente de Chile en el siglo XXI, y para que nunca más el desencuentro entre nosotros genere las condiciones que permitieron que el golpe de estado del 73 se impusiera.

La Concertación nació del aprendizaje que nos dejó la crisis que desembocó en el golpe de Estado. Aprendida la lección sacamos al país de la dictadura, conquistamos muchos avances en todos los ámbitos y transformamos la sociedad chilena. Cumplida esa misión,   lo que hoy está emergiendo es un nuevo ciclo cuyo contenido y forma está por definirse. De nosotros depende que este nuevo ciclo no sea un tiempo de más neoliberalismo o populismo. De nosotros depende sentar las bases de un proyecto que sintonice con el país y que concilie la continuidad con los cambios, y el progreso con los valores del humanismo.

Nuestros partidos nacieron para servir al país, y para empujar con la participación de la sociedad transformaciones que le permitieran avanzar hacia mayores grados de desarrollo. Nosotros fuimos los primeros en hacer de la participación la clave central de la política chilena. Esa forma de hacer política con la gente surgió porque entendimos que la democracia de entonces estaba anquilosada. Quisimos darle a la democracia un contenido social, y lo logramos porque nuestra aspiración común fue representar a un mundo que estaba excluido. Lo que nos movió y lo que nos hizo grandes como culturas políticas fueron nuestros ideales y nuestros sueños.  Si la democracia sucumbió fue porque no fuimos capaces de aunar nuestras voluntades y no entendimos que para hacer viables los cambios se requieren grandes consensos de país.

Si queremos hoy recuperar la confianza de la ciudadanía tenemos que volver con humildad al encuentro de las personas. En momentos como los actuales hay que saber repensar y actualizar nuestros valores para dar respuesta a los problemas que enfrenta la sociedad del siglo XXI. La ausencia de valores, la falta de coherencia y de principios orientadores han terminado por sumergir a la política en una de sus peores crisis. Yo creo que ha llegado la hora de que la política recupere su dignidad. Pero si queremos hacerlo y ser creíbles, tenemos que hacerlo con coherencia y en base a ideas que contribuyan a hacer más digna la vida de todos.

Lo que el 11 de septiembre nos deja como lección y lo que el sacrificio del Presidente Allende, el asesinato de mi padre, nuestros mártires y los desaparecidos nos enseñan, es que debemos mirar de frente nuestros fracasos, y sacar de nuestras derrotas las lecciones para poner la vista en nuevos horizontes a conquistar.

¡¡¡Los golpes de estado son el fracaso de la política!!! Los derechos humanos se respetan y no hay contexto que valga como explicación cuando se atropellan. Y la democracia se forja, se cuida, ¡¡¡se protege y se recrea para que se desarrolle a plenitud en todos los rincones de la sociedad!!!

Hoy, la lección profunda que nos enseña ésta nueva conmemoración del 11 de septiembre, es que debemos ser capaces de construir unidad en base al respeto de valores que son esenciales para la democracia. Nuestro desafío es construir a partir de esos valores  un mañana que permita que los sueños, por los que dieron su vida nuestros padres, florezcan para Chile y su pueblo.

Muchas gracias.

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